Frotala con un poco de cera de vela o bien con una pastilla de jabón, abrochala un par de veces y verás como el problema desaparece. Con este truco casero conseguirás que tus cremalleras cierren a la perfección y sin dificultad.
El lubricante más fácil y menos complicado es con un lápiz de grafito, frotar los dientes en ambos lados de la cremallera con el lápiz y volver a intentarlo
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