Remedios naturales para la embarazada


Dolor de cabeza

Descansa en lugares oscuros, apartada de la luz. Siéntate o túmbate en una habitación a oscuras colocándote una compresa fría en la frente o sobre aquellas partes de la cabeza donde sientas el dolor.

Presionar los puntos de la cabeza y cuello donde se concentra el dolor realizando un pequeño masaje muchas veces suele ser más eficaz que una aspirina.

En ocasiones una ducha o un baño con agua tibia es suficiente para “lavar” el dolor y hacerlo desaparecer. Si añades unas gotas de eucalipto además conseguirás descongestionar las vías respiratorias. La sinusitis, a veces, puede ser el origen de la cefalea.

Aficiónate a la reflexología y los masajes. Mirado por el lado bueno, ya tienes la excusa perfecta para dejarte caer por un spa más a menudo. Los beneficios del agua o los masajes pueden ser lo que necesites para quitarte ese “peso” de encima.

No olvides descansar y dormir en un espacio con aire fresco y ventilado.

Se sabe que en las jaquecas intervienen numerosos factores, entre los que se incluye el estrés, los cambios hormonales, la falta de sueño, la ingesta de determinados alimentos, etc. Presta atención a las posibles causas, cambiar ciertas rutinas puede atajar el origen de los dolores de cabeza.

Encías inflamadas

Durante la gestación la salud oral de las mujeres requiere más atención, ya que los cambios hormonales también pueden causar alteraciones en las mucosas de la boca. Es frecuente entre las embarazadas, la aparición de gingivitis (inflamación de las encías) que si bien suele desaparecer tras el parto debe mantenerse bajo control para evitar que derive en una patología más grave.

Para contener las posibles molestias relacionadas sostén una buena higiene (a pesar del posible sangrado durante el cepillado).

Enjuágate con agua con sal tras lavarte los dientes siempre que notes sensibilidad o inflamación.

La infusión de hojas de frambuesa es un buen remedio como enjuague bucal para las encías hinchadas y las úlceras de boca.


Estrés y ansiedad

No hace falta decir que la ansiedad no es nada recomendable ni para tu salud ni para la del pequeño. Así que si este se ha convertido en tu estado habitual… ¡ponte en forma! Apúntate a clases prenatales. En la mayoría de los gimnasios tienen programas especiales con ejercicios para embarazadas. El ejercicio físico es uno de los mejores liberadores de estrés, ya que descarga endorfinas que elevan tu humor y, además, te ayudan a mantenerte saludable y en forma durante los nueve meses.

Relájate. ¿Cómo? Prepara un ambiente tranquilo: una habitación oscura o con luz suave, y pon música relajante que inspire calma. Permanece sentada durante una media hora diaria y haz de este momento una rutina. Si un día no puedes permitirte 30 minutos, hazlo al menos durante 15.

Para evitar la ansiedad puedes recurrir también a ciertos alimentos “tranquilizantes”. Es el caso de cereales como la avena o el trigo, que son fantásticos relajantes naturales. Habitúate a incluir al menos una ración en tu dieta diaria. La levadura de cerveza, por su alto contenido en vitamina B, es también un gran complemento para luchar contra la ansiedad. Puedes consumirla junto a la leche o el yogur.

Entre las plantas que reducen la excitabilidad nerviosa están además la valeriana, el tilo y el naranjo dulce. Hazte infusiones con una mezcla de todas ellas y añádeles un poco de miel.

El agua de azahar, sola o con tila, procura un sueño tranquilo en estados de excitación.

La melisa, una conocida planta con un característico olor a limón, tomada en forma de tisana, se emplea también para aliviar los nervios, facilitar las digestiones difíciles en ciertos estados nerviosos y calmar los dolores de cabeza provocados por la ansiedad.




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